sábado, 6 de julio de 2013

Cheltenham

Tras una excursión de niños viajando como maestro, decidí a la semana no coger el avión de vuelta y hacer vida inglesa en Cheltenham, una ciudad “chick” de dimensiones parecidas a Chiclana y número de habitantes semejante a San Fernando. Este tipo de ciudades es ideal para mejorar el idioma británico puesto que, a diferencia de las grandes ciudades como Londres, no hay muchos españoles y mantiene su cultura inglesa.

Principalmente me gustaría destacar la mezcla de cultura antigua y moderna junto a la naturaleza que engloba a estas ciudades. Fácilmente se podía cruzar un parque muy verde con su lago y su monumental iglesia de hace siglos y tras cruzar la verja encontrarte el tráfico metropolitano en el que los coches cogen las rotondas al revés.

He rodado por sus parques, montañas, carreteras y senderos. Y he conocido sus vidas, costumbres, fiesta, alimentación, clima. Cierto es que si comparamos los dos últimos que he dicho con lo nuestro “no hay color”. Pienso que en parte nos llevan ventaja, el ambiente de trabajo no está caldeado como en España, las obras funcionan, hay carteles para trabajar en restaurantes, la gente cobra y compra, los negocios pequeños y grandes hacen buena caja al final del día.

Me ha pesado un poco la soledad, el clima, la comida y un duro trabajo de camarero, pero me llevo una experiencia positiva en cuanto a mejora del idioma y la vivencia de otro tipo de vida. Me alegraron las visitas de mi novia y de Fran Calle, con los que aproveché para hacer algo de turismo.

Por último, mencionar que gracias a la tecnología de Facebook y principalmente al WhatsApp he estado al tanto de todo lo que se cocía en el Club Atletismo Chiclana Vanessa Calzados. Apoyos continuos de todos mis compañeros, los cuales me han recibido con un fuerte abrazo y sin dudarlo han montado una paella de bienvenida en el primer domingo. Lo de este grupo de buena gente no tiene precio, la amistad y el cariño es impagable.

Ahora a coger ritmo y disfrutar del Atletismo, mi gente y el tesoro que tenemos en la bahía (clima, comida, gente…). “Cuando te distancias, aprecias mucho más todo lo que tenías”.


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